Cómo repercute en la seguridad vial la falta de mantenimiento en un vehículo
El estado de un vehículo guarda una estrecha relación con la seguridad vial, cuantos más años y distancia recorrida tiene, más hay que cuidarlo y revisarlo; por ello vamos a abarcar factores que más influyentes pueden resultar en la seguridad, con el propósito de ofrecerte una formación más integral en materia de seguridad vial.
Desde el punto de vista de la seguridad vial, los líquidos que más tenemos en cuenta son: el líquido de frenos, el aceite y el líquido refrigerante, pero, no debemos olvidar un líquido que, a pesar de ser el gran olvidado por la mayoría de conductores, es también importante para la prevención de los accidentes de tráfico, el líquido limpiaparabrisas, cuya función en viajes largos es vital ya que mejora la visibilidad del conductor.
Factores a tener en cuenta en cada revisión
CADA 10.000 KM
Los niveles de líquido refrigerante y de frenos, aceite, etc. hay que cambiarlos o, como mínimo, someterlos a revisión.
El filtro del aire es recomendable cambiarlo anualmente, si has escuchado alguna vez la expresión “limpiar el filtro del aire” lamentamos confesarte que no es correcta: el filtro del aire no se limpia, se cambia. Así como el filtro de habitáculo, el cual recomendamos cambiar cada año, aunque generalmente sean dos años.
Las escobillas, desde el punto de vista de la responsabilidad, es obligatorio cambiarlas anualmente puesto que la goma se endurece y no limpia bien.
La presión de las ruedas supone un factor importante a tener en cuenta durante la revisión de los neumáticos, en los que debemos asegurarnos de su puesta a punto una vez al mes.
El coste medio, en un taller, de la “revisión de los diez mil” te puede costar 60 euros aproximadamente.
CADA 20.000 KM
El aceite y el filtro de aceite, llegados a este punto, se deben renovar (sustituir).
Para la revisión de las pastillas de freno, tienes dos opciones. Si pretendes hacerla tú mismo, deberás quitar las ruedas para poder acceder a las pastillas; en caso de no tener intención de verte involucrado, en un taller estarán encantados de encargarse de ello.
El módico precio por este servicio en un taller mecánico es de 120 euros aproximadamente.
CADA 40.000 KM
Si eres de los que no someten a su vehículo a largas distancias – o lo usas con baja frecuencia – y no alcanzas los 40.000km antes de los dos años desde tu última revisión, te toca pasar por el taller.
El líquido de frenos y las bujías hay que sustituirlos. En cambio, para el disco de frenos y los amortiguadores solo será necesaria una revisión para comprobar sus estados.
El coste de esta revisión tiene una cuantía que oscila entre los 220 y 250 euros aproximadamente.
A PARTIR DE 80.000 KM
Llegados a este punto, los factores tomados en cuenta se reducen y el coste económico aumenta (250 euros aproximadamente).
El tubo de escape se somete a revisión, así como la correa de distribución y los accesorios correspondientes.
Los airbags tienen un período de revisión cada 5 años, al igual que la batería.
¿Cómo nos afecta un mantenimiento inadecuado?
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Escobillas limpiaparabrisas y líquido de frenos: Tal y como se ha comentado anteriormente, esta negligencia puede provocar una falta de visibilidad y un accidente.
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Filtro de aire del motor sucio: Mala combustión, entra más combustible y menos aire, porque el filtro está obstruido de impurezas, sale humo negro, combustible sin quemar a la atmosfera, el vehículo pierde potencia y contamina mucho más.
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No cambiar el aceite y filtro de aceite: Mala lubricación, ya que el aceite con el tiempo se vuelve más líquido, perdiendo sus propiedades, lo que provoca un desgaste prematuro de las piezas metálicas.
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No cambiar filtro de combustible: Las impurezas y partículas de suciedad pueden empezar a obstruir los inyectores y provocar fallos del motor. Esto lo indica el testigo de color amarillo del motor en el cuadro de mandos.
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Filtro de habitáculo: Puede provocar problemas respiratorios para los ocupantes, alergias, estornudos, ya que este filtro se llena y obstruye con las impurezas y estas empiezan a meterse en el habitáculo.
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Líquido de frenos: Este tiene una particularidad y es que es higroscópico, eso significa que absorbe la humedad del ambiente y con el tiempo pierde sus propiedades de tal manera que cada vez tienes que frenar más fuerte para detenerte. Para un ejemplo más gráfico de su importancia, imagínate tener que realizar una frenada de emergencia.
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Pastillas y discos de freno: Cuanto menos material tengan, por el desgaste, no solo habrá que frenar más fuerte, sino que más les costará refrigerar, ya que cuanto menos material tengan, antes se calientan.
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Los neumáticos: Junto con el líquido de los limpiaparabrisas es, quizá, lo más importante. No cambiar los neumáticos cuando se debe, provoca una cristalización, significa que, con las inclemencias del tiempo, se endurecen, provocando una falta de agarre muy importante. Además, una presión baja – incorrecta –, puede generar: un reventón, un mayor gasto de combustible, alargar más metros en la frenada, en situaciones de emergencia en los que hay que girar rápido el volante, podría “desllantar” o reventar, además de falta de precisión en los giros.
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Amortiguadores en mal estado: Falta de agarre en las curvas al balancear de forma excesiva y un posible derrape, alargar mucho la frenada, etc.
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Correas de servicio: Si esta se rompe, podemos quedarnos, entre otras cosas, sin dirección asistida, sin refrigeración en el motor y sin aire acondicionado.
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Correa de distribución: Si es cadena, no se cambia nunca. Si es de goma y se rompe (por estar cuarteada), puede provocar daños irreversibles en el motor.
Rosa M. García Álvarez – Directora de Comunicación CEA
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