La silla de bebé a contramarcha evita mortalidad infantil
Que la fisionomía de un adulto y de un niño son distintas es algo con lo que todos contamos. ¿Pero realmente sabemos cómo puede influir dicha diferencia en un accidente de tráfico?
Diferentes estudios llevados a cabo por el Instituto Nacional de Investigación de Carreteras y Transportes de Suecia, han concretado que la mortalidad infantil llevando la silla de bebé a contramarcha se reduce notablemente ya que la probabilidad de lesión o fallecimiento llevándola a favor de la marcha es 5 veces mayor.
Muchos padres no son conscientes de estos datos, tampoco conocen que el 70% de los accidentes que se producen en carretera son frontolaterales, lo que implica que los usuarios del vehículo se desplazan hacia delante o lateralmente en caso de impacto.
¿Cómo afecta un accidente a un bebé que no lleva la silla a contramarcha?
Los bebés a diferencia de los adultos, no tienen su cuerpo y musculatura completamente desarrollados, son muy sensibles y una lesión en esos momentos puede suponer un daño irreparable de por vida.
Su columna vertebral aún no está sellada, y los músculos carecen de la fuerza suficiente como para poder contrarrestar el impacto en caso de accidente.
Un vehículo que circule a 50 km/h y sufra un impacto, supone que debido a la fuerza con la que el coche se está moviendo, la cabeza del bebé pese lo que sería equivalente a 60 kg. Evidentemente no está capacitado para contrarrestarlo y puede provocar su muerte.
¿Qué beneficios tiene la silla a contramarcha?
En la misma situación del ejemplo anterior, el coche recibe un impacto, pero esta vez la silla de bebé está colocada a contramarcha: En este caso el cuerpo del niño está protegido, tanto su cabeza como su columna vertebral están sujetas por el respaldo de la silla, el cuerpo no se desplaza y la sujeción es total.
¿Qué recomienda CEA?
Hasta que el niño tenga un mínimo de 4 años, colocar la silla a contramarcha puede ser la diferencia entre una tragedia, y un simple accidente.
Si todos nos concienciamos de este hecho, podremos conseguir que la mortalidad infantil en accidentes de tráfico en 2035 sea de 0 víctimas.
Rosa M García Álvarez - Directora de Comunicación CEA
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